Dolor pélvico: causas, tipos y cómo puede ayudarte la fisioterapia
¿Qué es el dolor pélvico?
El dolor pélvico es una molestia o sensación dolorosa localizada en la parte baja del abdomen o en la región pélvica. Puede ser agudo o crónico, constante o intermitente, y afecta a muchas mujeres a lo largo de su vida. Aunque a menudo se normaliza o se asocia solo con el ciclo menstrual, el dolor pélvico puede tener causas muy diversas y requiere una valoración profesional.
¿Cuáles son las causas del dolor pélvico?
El dolor pélvico puede estar relacionado con estructuras musculares, óseas, nerviosas, digestivas, urológicas o ginecológicas.
Algunas de las causas más comunes son:
- Tensión o disfunción del suelo pélvico
- Endometriosis
- Cistitis intersticial o infecciones urinarias
- Adherencias postquirúrgicas o cicatrices (como tras cesárea o episiotomía)
- Síndrome miofascial
- Estreñimiento crónico
- Dolor durante o después de las relaciones sexuales (dispareunia)
- Alteraciones posturales
- Estrés emocional o ansiedad
La combinación de causas físicas y emocionales es frecuente y requiere un enfoque integral.
¿Cómo se manifiesta el dolor pélvico?
El dolor pélvico puede presentarse como:
- Pesadez o presión en la pelvis.
- Dolor punzante o quemante en la zona del periné o abdomen bajo.
- Molestias durante el coito.
- Dolor al orinar o defecar.
- Lumbalgia o dolor irradiado hacia la zona sacra o muslos.
- Mayor sensibilidad en la región pélvica.
Estos síntomas pueden afectar notablemente la calidad de vida, el descanso, la actividad física e incluso la vida sexual.
¿Cuándo se considera que el dolor es crónico?
Cuando el dolor persiste más de 6 meses o aparece de forma recurrente sin causa evidente, se considera dolor pélvico crónico. En estos casos es fundamental una evaluación multidisciplinar, donde la fisioterapia juega un papel clave.
¿Cómo puede ayudarte la fisioterapia del suelo pélvico?
Una fisioterapeuta especializada puede ayudarte a identificar el origen del dolor y tratarlo con técnicas eficaces y no invasivas:
- Valoración del tono, fuerza y movilidad del suelo pélvico
- Liberación miofascial y terapia manual interna y externa
- Reeducación postural y respiratoria
- Ejercicios personalizados para relajar, tonificar o estabilizar la zona
- Técnicas de control del dolor (como la terapia neuromuscular o el uso de electroterapia)
- Abordaje del estrés y técnicas de relajación
- Educación corporal y autoconocimiento
El tratamiento es siempre individualizado, adaptado a tus síntomas, historia clínica y objetivos.
¿Por qué no deberías normalizar el dolor pélvico?
Es común escuchar frases como “es normal que te duela al tener relaciones” o “el dolor es parte del ciclo”, pero lo cierto es que no deberíamos convivir con el dolor sin buscar ayuda. El cuerpo nos está dando una señal de que algo no va bien, y actuar a tiempo mejora los resultados.
Conclusión
El dolor pélvico no es “cosa de mujeres” ni debe asumirse como algo inevitable. Con una valoración adecuada y un enfoque fisioterapéutico global, es posible aliviar el dolor, recuperar el bienestar y mejorar tu calidad de vida.
